La soltería es presencia y amor propio en expansión

Durante generaciones, 

nos enseñaron a medir el valor de la vida,

por los vínculos que sostenemos.

Si estás en pareja, estás “bien”.
Si estás solterx, “te falta algo”.

Sin embargo, estar en soltería nunca será una carencia.

Es un estado fértil.
Un tiempo de crecimiento, de silencio y de elección consciente.

Hay vínculos que se eligen por amor…

y otros que se sostienen por miedo.
Miedo a la soledad, al juicio, al vacío.

Y desde ese miedo, cualquier relación se vuelve una forma de abandono.

Cuando una persona se atreve a quedarse sola,

a acompañarse,

a descubrir quién es sin la mirada del otro,

ocurre algo extraordinario:

deja de buscar mitades y empieza a habitarse completa.

La soltería es una escuela.

Ahí se aprende a amar sin mendigar,

a cuidar sin invadir,

a compartir sin perderse.

Jamás será un período de espera.

Es un renacer en cámara lenta.

Estar en soltería es elegir con conciencia.

 Nunca elegir desde la urgencia,

sino desde la abundancia de saberte suficiente.

Y cuando esa plenitud florece,

la pareja, si llega, deja de ser un refugio

para convertirse en una elección libre.

La soledad jamás es un castigo, corazón.
Es un santuario donde el alma se reencuentra consigo misma.

Con ternura y verdad,

Nilda.